El gas, actividad económica sostenible en la Unión Europea

Gas y sostenibilidad

La Unión Europea ha abierto la puerta a que proyectos del sector gasístico sean considerados actividades económicas sostenibles desde el punto de vista ambiental.

Esta consideración es una realidad desde mediados del mes de julio, momento en el que entró en vigor el Reglamento 2020/852 relativo al establecimiento de un marco para facilitar las inversiones sostenibles, publicado a finales de junio y por el que se modifica el Reglamento (UE) 2019/2088.

El reglamento define cuándo una inversión cumple con los criterios medioambientales y de lucha contra el cambio climático, contribuyendo así a lograr uno los grandes objetivos de la UE, establecidos en el Tratado de Maastricht: “alcanzar un mercado interior que respeta el principio de desarrollo sostenible sobre la base de un crecimiento económico equilibrado y una protección de la calidad del medio ambiente”.

En este sentido, el reglamento facilita que el sector privado se involucre estableciendo incentivos que impulsan a las empresas privadas a medir los costes ambientales de su negocio y los beneficios derivados de la utilización de servicios medioambientales.

Y desde la entrada en vigor del reglamento, los proyectos vinculados al sector del gas se considerarán actividades económicas sostenibles siempre que se desarrollen de forma que sean "coherentes con un plan para limitar el aumento de la temperatura" a 1,5 grados.

Esta inclusión de proyectos gasísticos -junto con la de otros proyectos vinculados a otras formas de energía- como actividad sostenible es posible porque el nuevo reglamento europeo sustituye el principio de ‘Neutralidad en carbono’ por el de ‘Neutralidad tecnológica’. De este modo, la normativa no excluye ninguna tecnología, entendiendo que todas son susceptibles de servir para luchar contra el cambio climático y todas tienen que ser tratadas en igualdad de condiciones en la regulación, incluso aunque emitan gases de efecto invernadero.

Clasificación de las actividades como sostenibles

El reglamento se propone establecer un sistema de etiqueta con los que clasifican las actividades como sostenibles armonizando en todos los Estados miembros los criterios por los que una actividad se considera ambientalmente sostenible y fomentando la inversión en las actividades así clasificadas, beneficiando al inversor tanto en el plano social como fiscal.

Conforme a los criterios establecidos, una actividad económica tendrá la consideración de medioambientalmente sostenible cuando contribuya con la forma de contaminación a:

·        La mitigación del cambio climático

·        A la adaptación al cambio climático

·        Al uso sostenible y a la protección de los recursos hídricos y marinos

·        Al logro de una economía circular en Europa

·        A la prevención y control de la contaminación

·        Y a la restauración de la biodiversidad y los ecosistemas

Este impulso a la inversión en actividades sostenibles contribuye de forma indirecta a incrementar la protección ambiental y la conservación de servicios ambientales -no mediante el pago por estos servicios por parte de los inversores privados, sino compensándoles por la promoción y conservación de los mismos-. Ello, se prevé, relegará del mercado de forma paulatina las actividades que más contaminen.

En Axpo apostamos por que la actividad energética contribuya a la preservación del medio ambiente. Y tan importante es el impulso a las energías renovables como, en nuestra opinión, a las actividades basadas en otro tipo de energías -tal es el caso de las de origen fósil, como el gas natural- para que se desarrollen dentro de un marco que nos permita avanzar hacia la reducción de emisiones incentivando a quienes invierten en todo tipo de actividades vinculadas a la energía, siempre y cuando estas se desarrollen dentro de unos parámetros que contribuyan a la lucha contra el cambio climático.